¿Qué pasa si fallan todos los motores?
Obama fue muy claro que la dirección principal de la relación de los Estados Unidos con Cuba estará en el campo de la economía, y dentro de este, la estrategia principal será relacionarse con el sector no estatal y apoyarlo. Fue muy claro, en el discurso y en los mensajes simbólicos, en tomar distancia de la economía estatal socialista cubana, como si la propiedad “estatal” significase propiedad de un ente extraño, y no propiedad de todo el pueblo como realmente es. En la necesidad de que exista un sector no estatal en la economía cubana no tenemos divergencias. De hecho la expansión del espacio de los cuentapropistas y las cooperativas es parte de la implementación de los Lineamientos surgidos del 6º Congreso del Partido. Donde está la divergencia es en el rol que debe tener ese sector no estatal en nuestra economía.
Habitualmente se piensa en el estado como una maquinaria burocrática ineficiente incapaz de liderar saltos tecnológicos. Éstos son fruto de la visión de pequeñas empresas de jóvenes emprendedores (“start ups”) financiados con capital privado tras llamar la atención de los bussinesangels–grandes bancos o fondos de inversión-. ¿Pero hasta que punto esta imagen se corresponde con la realidad? ¿Sin patentes es imposible la innovación? La economista Mariana Mazzucato intenta responder a estas y otras muchas preguntas deshaciendo numerosos mitos a lo largo del camino en su obra “El estado emprendedor”.
El incauto Martin Wolf señaló en el Financial Times el problema de la insuficiencia de la demanda, afirmando que "sin un auge del crédito, la economía mundial parece ser incapaz de generar un crecimiento de la demanda suficiente para absorber la oferta potencial". Reconoce la demanda insuficiente, pero la solución que avanza es la antigua "solución" de recurso al crédito y no el aumento del poder adquisitivo de la población.
Desde principios de los años 80, la idea de una renta básica ha seducido enormemente al espectro político de la izquierda. En treinta años, esta reinvindicación ha ganado popularidad; no solamente ha encontrado apoyos entre figuras tales como Philippe Van Parijs, Ignacio Ramonet, André Gorz, José Bové o Toni Negri, sino que también ha generado un inmenso arsenal de sitios web, redes y colectivos de apoyo y difusión. Después de haber sido objeto recientemente de un referéndum en Suiza e incluso de un dossier de Le Monde diplomatique, la idea ha pasado a primer plano tras la crisis económica.
El 13 de febrero de 2013, el presidente de EE.UU., Barack Obama, y funcionarios de la Comisión Europea anunciaron oficialmente el inicio de las negociaciones entre ambas partes, en julio de ese mismo año para lograr un gran mercado transatlántico hacia 2015. El acuerdo a lograr es ambicioso, abarcando cuestiones comerciales y de propiedad intelectual, es decir, patentes y licencias, así como de inversión extranjera. Los promotores del proyecto quieren crear un precedente que moldeará los futuros acuerdos comerciales en un marco claramente liberal.
Alfonso Lago Rayón
Mientras el desempleo masivo se cronifica y descienden los salarios, mientras no hay visos de una recuperación sustancial de la economía que repercuta en mejores condiciones de vida para los trabajadores, desde el gobierno y la patronal se repite con insistencia la necesidad de promover la “cultura emprendedora”, y de que cada uno de nosotros busque por si mismo una salida a la crisis.
Este discurso lejos de ser una oportunidad real para salir adelante, es fundamentalmente un arma ideológica del capital contra la clase obrera, que busca individualizar y aislar a los trabajadores culpabilizándolos de las consecuencias de la crisis capitalista, y desviar el foco de atención de la división de la sociedad en clases, de las causas profundas de la crisis, y las necesarias medidas para su superación, que pasan inequívocamente por atacar los privilegios de las grandes empresas y propietarios.
En el capitalismo la propiedad privada, y la ideología neoliberal, limitan el papel del Estado en la economía al manejo de unas cuantas variables macroeconómicas (emisión monetaria, tasa de interés, política de impuestos, etc) que deben a su vez influir en la vida de las empresas. En el Socialismo la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción permite tratamientos diferenciados eficaces de determinados sectores y proyectos en función del mediano plazo, escapando al cortoplacismo propio de las empresas guiadas por el incremento constante de la rentabilidad. Aprovechemos esa ventaja. La Empresa Estatal Socialista de Alta Tecnología es el instrumento para ello. Debe ampliar el espacio de la investigación científica empresarial y su impacto directo en la producción.
Cada año, la élite política del plantea se reúne para abordar el creciente problema del calentamiento global. Sin embargo, un conocido obstáculo paraliza cualquier solución real, la lógica del capitalismo: "los beneficios son lo primero".