¿Menos finanzas y más producción?

¿Menos finanzas y más producción?

En la obra “Hay alternativas”, Vicente Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón, plantean que “La crisis que estamos viviendo es una consecuencia inevitable de un proceso de conversión de la economía capitalista en un gran casino financiero.” ¿Porqué? “Los bancos y los grandes fondos de inversión se han convertido en una maquinaria de creación constante de deuda (…)para encontrar continuamente nuevas fuentes de beneficio. Pero todo ello lo llevan a cabo al margen de la actividad productiva, de modo que ésta no puede sino debilitarse de forma continuada y terminar exhausta ante la falta de capital o de demanda real suficiente. Esa progresiva deriva de los capitales hacia el universo financiero es lo que debilita la actividad real y genera inestabilidad, puesto que la base en la que allí se soporta la ganancia es la especulación que implica una asunción constante de riesgo y, por tanto, una tendencia permanente a la inestabilidad y a las crisis.”

En realidad, los problemas no surgen en la esfera financiera, si no en la “actividad real”. Según el Banco de España “Durante el período 1980-2008, la participación en el PIB de las rentas del trabajo (asalariados y trabajadores por cuenta propia) presenta una tendencia decreciente”.[1] Y no es si no a raíz de dicho declive, generado en la “actividad productiva” cuando se recurre a la deuda:“en 1983, el stock de deuda de las familias alcanzaba el 35% de su renta básica disponible anual, a finales de 1989 llegó al 44%, superando el 75% de la renta básica disponible en 2001”.[2] En 2005 llega al 105%. De hecho la “actividad productiva” no “acabó exhausta” a causa de la fuga de capital a las finanzas: durante todo ese periodo la inversión de capital no cesó de crecer.[3],[4] Ante una crisis de sobreproducción latente desde hace 30 años, con una capacidad adquisitiva “raquítica” en relación a la oferta existente, el capital recurre a las finanzas para mantener la tasa de beneficio.

 “Muchos empresarios,- afirman los autores- tratan de innovar, de encontrar acuerdos con sus trabajadores para repartirse las ganancias de productividad de manera que ninguno se empobrezca ni se ponga en peligro la vida de la empresa (…) Por eso, para crear empleo también es imprescindible fomentar este tipo de comportamiento empresarial y las formas de propiedad que mejor lo favorezcan, la pequeña y mediana empresa y las empresas de carácter social, cooperativas y sociedades laborales, creando las condiciones para entender así que la actividad empresarial no sea un escollo sino una ventaja en el mundo de los negocios.”[5] En España, menos del 0,5% del censo empresarial, unas 5.000 grandes empresas, emplean más del 40% de la fuerza de trabajo asalariada y obtienen en torno al 80% de los beneficios. ¿Determina la pequeña empresa, cooperativa o no, la recuperación de la crisis cuando en su gran mayoría realizan pedidos para las grandes, cuando subsisten gracias al salario de los trabajadores? El antiguo presidente de la CEOE, Diez Ferrán, no deja dudas de la voluntad de la patronal “Hay que trabajar más y cobrar menos”.[6]¿Y ante una capacidad de consumo raquítica no son los despidos, racionalizaciones y disminuciones salariales la tendencia natural de las empresas para no quebrar ante la competencia?

Las autoridades no han logrado lo principal: que fluya de nuevo el crédito para la creación de empleo y riqueza productiva” afirman los autores. Sin embargo, “La deuda del sector privado no financiero es del 134% del PIB, mayor que cualquier otra economía en el mundo, a excepción de Irlanda, donde estos resultados están sesgados por la presencia de multinacionales extranjeras[7].La economía española, boom inmobiliario incluido, es la historia del “exceso” de crédito puesto en manos de las empresas privadas. ¿Mientras la ley del beneficio rija la producción, no serán acaso inevitables la creación de burbujas? ¿No será hora de poner en cuestión la propiedad privada de los medios de producción?