Huelga general en España y Portugal...¿Algo que aprender?

¿Repartir la austeridad o combatirla? 

 

Desde 2008, los dos mayores sindicatos, CCOO y UGT, han convocado 3 huelgas generales. Entre la primera, en 2010, y la segunda, en 2012, pactaron con el gobierno un aumento de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años porque “gracias la presión sindical se ha conseguido flexibilidad de la edad de jubilación frente a la pretensión del Gobierno de imponer esta, obligatoriamente, a los 67 años. También ha moderado sustancialmente la exigencia de 41 años de cotización[1].

Mientras los trabajadores perdían un 9% de la renta media en apenas 2 años, en Enero de 2012 CCOO y UGT firmaron un acuerdo con la patronal de “moderación salarial” fijando un tope de 0,5% en la subida salarial, en un intento de evitar una reforma laboral del gobierno[2]. Envalentonado por dicho acuerdo, éste aprueba dos meses más tarde una reforma mucho más agresiva.

En mayo de 2012 el Secretario General de CCOO, Ignacio Fernández Toxo apelando al "esfuerzo compartido de todo el mundo" declaraba que el papel de los sindicatos no debe estar "exclusivamente ni como frente de rechazo ni en la trinchera", "Preferimos ir a la mesa de negociación que a una nueva huelga general"[3]. En el programa de acción para el X congreso de CCOO, afirman luchar por “Promover un consenso en el país por la reactivación económica y el empleo[4].

Portugal conoce una situación semejante a la española, con un 12% de pérdida de poder adquisitivo en el último lustro, durante el que ha conocido 4 huelgas generales.  El mayor sindicato del país, la CGTP, exige “el aumento de los salarios al menos del 4%”[5]."Portugal, afirma, ya no puede continuar subyugada a un Gobierno que, asumiendo su naturaleza de clase al servicio del gran capital, asienta su forma de gobernar en el empeoramiento de los sacrificios impuestos a los trabajadores y al pueblo portugués, para satisfacer los intereses particulares de los grupos económicos y financieros."[6]

Tras realizar “consultas a los asalariados en los lugares de trabajo”, la CGTP emplaza “a un gran compromiso de todos los activistas sindicales para intensificar y ampliar la lucha necesaria, desde el fortalecimiento de la unidad de acción de todos los trabajadores en los centros de trabajo”.

Ante los planes de recorte la CGTP exige recaudar 5.964 millones de euros mediante una tasa del 0.25% sobre las transacciones financieras –salvo en mercado primario de deuda pública- , aumentando al 33% el impuesto a los beneficios de las empresas con más de 12 millones de euros de volumen negocio, mediante un impuesto del 10% sobre los dividendos de los grandes accionistas y el combate al fraude fiscal.[7]

El sábado 22 de septiembre de 2012, ante las masivas movilizaciones de los trabajadores portugueses, el gobierno da marcha a atrás al plan que preveía aumentar las cargas impositivas al trabajo y disminuirlas al capital.[8]

El PCP extrae lecciones de la política sindical: “La fantasiosa idea de un posible compromiso entre explotador y explotado, la sobrestimación e instrumentalización del llamado diálogo social y de concertación y su contraposición al desarrollo de la contratación colectiva, la lucha reivindicativa y de masas, pretende fomentar falsas salidas y la espera, paraliza y da cobertura la política de derechas al servicio del gran capital”.[9]