Porqué existe la brecha salarial de género

Título original: La articulación de distintas formas de producción es la causa de la “brecha salarial” de género

Autor Paul Cockshott

Traducción: www.jaimelago.org

 

1-     Modelos económicos

El punto de partida marxista sobre estas cuestiones proviene de tres fuentes clásicas, la parte del Manifiesto Comunista sobre la abolición de la familia, el análisis del valor de la fuerza de trabajo en el capital [Marx (1887)], y la obra de Morgan (1907) y Engels sobre la familia. El Manifiesto alude muy brevemente al objetivo de abolir la familia y crear una "comunidad de mujeres", pero en el texto no se aclara su significado. Para entender sus implicaciones hay que referirse a la literatura comunista de la época e inferir conclusiones de los trabajos posteriores.

1.1 Conceptos básicos

La premisa metodológica de la investigación materialista histórica se expone en el prefacio de “El origen de la Familia, la Propiedad privada y el Estado”:

Según la teoría materialista, el factor decisivo en la historia es, a fin de cuentas, la producción y la reproducción de la vida inmediata. Pero esta producción y reproducción son de dos clases. De una parte, la producción de medios de existencia, de productos alimenticios, de ropa, de vivienda y de los instrumentos que para producir todo eso se necesitan; de otra parte, la producción del hombre mismo, la continuación de la especie. El orden social en que viven los hombres en una época o en un país dados, está condicionado por esas dos especies de producción: por el grado de desarrollo del trabajo, de una parte, y de la familia, de la otra.

Un punto clave que Engels quería destacar, basándose en Morgan, era que el matrimonio monógamo es una aparición histórica tardía. Entre los aborígenes las relaciones sexuales humanas se basaban en la promiscuidad general dentro de una tribu u horda. La selección natural a nivel de grupo favoreció a los grupos o tribus que adoptaron sucesivamente reglas más elaboradas que prohibían el sexo consanguíneo, ya que las reglas contra el incesto mejoraban la aptitud genética del grupo. El sexo promiscuo se acaba remplazando por variadas formas de matrimonio grupal: grupos de "hermanos" que se casan con grupos de "hermanas", sin ser parientes entre ellos.

El desarrollo de la horticultura primero, y la agricultura y el arado después, constituyen las bases para la sustitución de las formas de matrimonio matriarcal por el matrimonio patriarcal polígamo o monógamo. El interés programático de Engels en lo que de otro modo parecerían obras arcanas de la etnología se reduce a su compromiso, y al de Marx en 1848, con la abolición de la familia tal como existía entonces. Por eso se entusiasma con los descubrimientos de Morgan sobre del matrimonio grupal, predecesor general de las formas matrimoniales modernas. Esto no sólo demostró que el matrimonio contemporáneo era una de las múltiples formas posibles; sino que sugirió que, así como la sociedad estaba destinada, como sostenían los comunistas, a pasar del comunismo primitivo por la sociedad de clases a un futuro comunista, también el matrimonio se movería de las formas familiares grupales o matriarcales, a través de la monogamia y la propiedad privada, a un futuro sistema de relaciones sexuales de grupo.

Las opiniones de Morgan y Engels fueron controvertidas, y hubo una fuerte presión social para que los escritores encontraran la monogamia y el patriarcado contemporáneos en el lejano pasado paleolítico. Pero que las sociedades pre-agrícolas tenían relaciones sexuales mucho más promiscuas que las post-agrícolas también se muestra en investigaciones más recientes. Ryan y Jethá (2012) recopilan datos antropológicos, de comportamiento de primates y de teoría de la competencia espermática para argumentar que la hipótesis básica de Morgan sobre la promiscuidad aborigen es correcta. Pero, aunque Engels recalca desde el punto de vista metodológico la importancia de la producción y la reproducción, todavía faltan un par de conceptos clave que los marxistas posteriores desarrollan o explicitan. Son los conceptos de combinaciones de modos de producción y el concepto de economía doméstica o patriarcal, también llamado modo de producción doméstico.  Lenin (1965) describió los modos de producción o formas de economía en la Rusia revolucionaria como sigue:

“Enumeremos estos elementos:

1) economía campesina patriarcal, es decir, natural en grado considerable;

2) pequeña producción mercantil (en ella se incluye la mayoría de los campesinos que venden cereales);

3) capitalismo privado;

4) capitalismo de Estado;

5) socialismo.

Rusia es tan grande y tan heterogénea que en ella se entrelazan todos esos tipos diferentes de economía social. “

Lenin estaba preocupado en trazar una estrategia política de alianzas de clase en una sociedad caracterizada por el solapamiento de varias formas económicas. Este concepto fue desarrollado y popularizado por Rey (1973). Aunque Rey es poco conocido por los lectores ingleses, sus ideas (a veces mal atribuidas a Althusser) son cruciales y han influido en otros pensadores.

Sahlins (1972) desarrolló el concepto del modo doméstico de producción para describir las primeras economías, y Delphy y Leonard (1984) desarrollaron el concepto de la coexistencia del modo doméstico de producción con el capitalismo en sus estudios de la familia patriarcal francesa, especialmente en las familias campesinas. El antropólogo marxista Claude Meillassoux (1981) examina con mayor detenimiento la idea del modo de producción doméstico o de economía doméstica, y afirma:

Ni el feudalismo, ni la esclavitud, ni menos aún el capitalismo, tienen los mecanismos de regulación y corrección que gobiernan los procesos de reproducción. Al contrario, a fin de cuentas, vemos que todos los modos de producción, todas las clases sociales dependen, para la oferta de mano de obra, de la comunidad doméstica. En cuanto al capitalismo, depende tanto de las comunidades domésticas de los países colonizados como de su transformación moderna, la familia, que aún mantiene sus funciones reproductivas, aunque privada de las productivas. Desde este punto de vista, las relaciones domésticas de producción pueden considerarse como la base orgánica del feudalismo, la esclavitud, así como del capitalismo o del socialismo burocrático. Ninguna de estas formas de organización social puede decirse que represente un modo de producción integrado en la medida en que no se basan en relaciones homogéneas de producción y reproducción [Meillassoux (1981), p. I-XXX, pág. 159]. xiii]

El modo de producción doméstico en el período feudal fue la base real de la economía. Las familias campesinas cultivaban alimentos, molían granos, los cocinaban, hilaban lana, tejían... y con todo esto se alimentaban, vestían y criaban a la siguiente generación. Como esto se podía hacer normalmente con el trabajo de 3 días de la semana, quedaban otros tantos durante los cuales podían trabajar, sin remuneración, para la economía de los propietarios feudales. Con la liberación del campesinado francés de las cargas feudales (corvas, diezmos, infinitud de impuestos...), el tiempo sobrante podía dedicarse a la producción de cultivos comerciales para su venta en el mercado. Ese era el incipiente estado de la economía campesina doméstica cuando Lenin escribió el párrafo antes citado (en su obra “Sobre el impuesto en Especie”).

Dentro de la economía doméstica, argumenta Delphy, hay un antagonismo de clase entre los patriarcas, por un lado, y las esposas y, hasta cierto punto, los hijos mayores. Los patriarcas explotan a sus esposas e hijos. Las esposas e hijos proporcionan mano de obra que produce bienes, que en parte se consumen en las granjas y en parte se venden en el mercado. Las relaciones de propiedad aseguran que el producto de la venta de estas mercancías pertenezca al cabeza de familia varón. Además, los patriarcas habitualmente trabajaban menos horas a la semana que sus esposas. Esto desde un punto de vista materialista histórico, no es la opresión de las mujeres, que es un concepto demasiado liberal e impreciso. Es una relación de clase explotadora basada en las relaciones de producción y propiedad.

En la etapa de producción patriarcal de productos básicos, los patriarcas tienen un interés directo en que sus esposas tengan hijos. Los niños, en un período anterior a la escolarización obligatoria, constituyen una mano de obra adicional para ser explotada en la granja desde temprana edad. La ideología pro-natalista del catolicismo, con su énfasis en la castidad prenatal para las niñas, es una expresión ideológica bastante directa de estas relaciones de producción.

A medida que se desarrolla la industria capitalista, el número de valores de uso producidos dentro de la economía doméstica comienza a disminuir. Primero en la molienda, en la que los molinos de agua y de viento reemplazan a los molinillos manuales. Esta sustitución estaba muy avanzada a finales del período feudal. Posteriormente, a mediados del siglo XIX, la producción fabril de telas tomó el relevo de la hiladora doméstica. La fabricación casera de ropa, que se extiende gracias a las máquinas de coser domésticas duraría hasta mediados del siglo XX. Sin embargo, la producción de personas continuó sin descenso. Tanto es así que la economía doméstica de manera característica producía un excedente de población que emigraba a las ciudades para convertirse en asalariados. Esta etapa constituyó la segunda forma económica mencionada por Lenin: pequeñas granjas campesinas productoras de productos básicos. También era la forma económica dominante en gran parte del campo estadounidense de la época.

La expansión de la industria capitalista requería una cantidad cada vez mayor de fuerza de trabajo, y la consiguió barata. El salario que se pagaba no tenía que ser suficiente para compensar plenamente el costo de reproducir la siguiente generación, ya que la economía doméstica patriarcal era la principal fuente de oferta de mano de obra. Algo que sigue ocurriendo en la India.

Marx llamó a la oferta de trabajadores provenientes del campo “reserva latente de fuerza de trabajo”. Latente, porque la población de reserva estaba oculta pero presente, y era llamada a filas cuando el ciclo industrial pasaba por una fase expansiva. Pero este ejército de reserva latente acaba desapareciendo. Una vez que la reserva latente comienza a agotarse, los salarios reales tienen que aumentar para cubrir la totalidad del coste de reproducción de la mano de obra. Kuczynski [1946] argumenta que sólo se alcanza esta etapa casi un siglo después del comienzo de la revolución industrial en Gran Bretaña en la década de 1870.

2. Economía doméstica y de mercado

Las familias obreras son una transformación parcial de la vieja economía doméstica. Siguen produciendo personas, pero ya no producen ninguna otra mercancía, y los niños que producen tienen un significado económico muy diferente para la familia. En la familia rural patriarcal los niños eran, a los pocos años, trabajadores útiles que contribuían a los ingresos familiares. En la primera fase de la industrialización, las familias empleaban a sus hijos como jóvenes trabajadores en las fábricas. Pero la industria capitalista pronto requirió una fuerza de trabajo educada. Con la aparición de la enseñanza obligatoria los niños se convirtieron en un coste, no en un activo. El trabajo de la crianza dura más tiempo, y ahora sin los ingresos en especie o en dinero que antes aportaban los niños.

 

 

Figura 1: Ley característica capitalista de la población. El desarrollo capitalista suprime la fertilidad por debajo de los requerimientos reproductivos. Los datos reflejan la tendencia histórica en Alemania. Fuente Michael J. Kendzia (2012).

Los niños siguen siendo necesarios para la sociedad, y como fuente de futura mano de obra, son una necesidad obvia para los empresarios, pero la familia los cría ahora más como un deber social condicionado por las expectativas ideológicas, que como una necesidad económica interna. La consecuencia inevitable de esto ha sido una disminución del tamaño de la familia: una tasa de natalidad en descenso. Como muestra la Fig. 1, en el caso de Alemania, la tendencia es que la tasa de natalidad descienda por debajo de los niveles de reproducción. Existen tendencias similares para otros países desarrollados. En países capitalistas como EE UU, la notable inmigración procedente de países predominantemente agrícolas tiene una mayor fecundidad debido al retraso en la transformación de las formas familiares.

Tabla 1: Uso del tiempo de los canadienses según sexo.

Nota: Promediado en semanas de 7 días, para la población por encima de los 15 años. Fuente: Statistics Canada, General Social Survey, 2005, Catalogue no. 12F0080XWE. Last modified: 2009-09-08.

 

 

 

Hombres

Mujeres

 
 

Hs al día

Hs al día

 

Total

24

24

 

Trabajo total

7.8

7.9

 

 a. Trabajo remunerado y actividades relacionadas

4.7

3.1

 

   Trabajo remunerado para empleador

4.2

2.8

 

   Desplazamientos

0.4

0.3

 

 b. Trabajo no remunerado en la economía doméstica

2.7

4.2

 

    Labores del hogar y actividades relacionadas

2.3

3.8

 

    Cuidado de niños

0.3

0.5

 

c. Actividades cívicas y voluntarias

0.3

0.4

 

d. Tareas educativas y relacionadas

0.5

0.6

 

Cuidado personal

10.4

10.8

 

  Sueño nocturno

8.2

8.4

 

  Comida (excl. restaurantes)

1

1

 

  Otras actividades personales

1.2

1.4

 

Tiempo libre

5.7

5.3

 

 

En la economía doméstica patriarcal, las mujeres trabajadoras y los hijos son explotados directamente por el marido. Su trabajo contribuía directamente a su propiedad. El desarrollo de la sociedad capitalista da a las mujeres los mismos derechos a la propiedad y elimina la mayor parte de la actividad productiva en el hogar. Los dos sexos se ven ahora obligados a vender su mano de obra, algo que no hacían en la antigua familia patriarcal. Para ambos sexos, la jornada laboral se divide en horas de trabajo que venden a un empresario y horas que continúan trabajando en la economía doméstica. Si tomamos como ejemplo a Canadá, que publica estadísticas excelentes sobre el uso del tiempo, podemos ver en la Tabla 1 que mientras que el total de horas de trabajo de hombres y mujeres es casi exactamente el mismo, la cantidad que se dedica a la economía doméstica y a la del mercado se distribuye en proporciones recíprocas en hombres y mujeres. En los hombres se inclina [en una proporción de 3 a 2] a favor de la economía de mercado, mientras en en las mujeres la proporción mercado/doméstico es sólo de 2 a 3. Sin embargo, lo importante a tener en cuenta es que, aunque convencionalmente se asume que Canadá es una economía capitalista, las estadísticas de uso del tiempo muestran que sólo es como máximo un 50% capitalista. La mitad del trabajo que se realiza cada día sigue realizándose en el hogar, y una parte significativa del trabajo remunerado, particularmente el que realizan las mujeres [Morissette, Picot y Lu], se hace para el Estado no para las empresas privadas, y como tal no genera ninguna ganancia capitalista.

2.1 Desigualdad salarial entre hombres y mujeres

Veamos ahora cómo afecta a la situación de las mujeres en el empleo remunerado la interacción de los modos de producción doméstico y capitalista.

En 2005, el año que cubre la Tabla 1, el salario promedio por hora de los hombres fue de 23.4 dólares y el salario promedio de las mujeres fue de 19.9 dólares [Morissette et al. (2013)]. Tomando en cuenta la diferencia de horas trabajadas, esto significa que en promedio la mujer canadiense apenas ganaba algo más de la mitad de dinero que ganan los hombres.

 

Género

Horas de trabajo remunerado

Salario por hora

Ganancias diarias

       

Mujer

2.8

19.96

55.89

Hombre

4.2

23.41

98.32

 

Es evidente que el principal factor que afecta a los ingresos diarios de las mujeres era el menor número de horas durante las que vendían su fuerza de trabajo. Pero eso no explica toda la diferencia salarial. Veamos lo que dicen destacadas organizaciones que hablan por las mujeres. La Asociación Canadiense de Mujeres1 expone las siguientes razones de esta brecha.

1.     En primer lugar, el trabajo de las mujeres tradicionalmente se paga menos que el trabajo de los hombres. Como señala un investigador: "A menudo se considera que el tipo de empleos con predominio de mujeres son no cualificados porque las tareas están relacionadas con trabajos domésticos que se esperaba que las mujeres desempeñasen gratuitamente en el hogar".

2.     En segundo lugar, la mayoría de las mujeres trabajadoras están empleadas en ocupaciones con salarios más bajos e industrias peor remuneradas. Las mujeres trabajan en una menor cantidad de tipo de empleos que los hombres y tienen una alta representación en las 20 ocupaciones peor remuneradas. Aproximadamente dos tercios de la fuerza laboral femenina se concentra en la enseñanza, la enfermería y la atención de la salud, el trabajo administrativo y de oficina, y los sectores de comercio y servicios. Las mujeres de 25 a 54 años suponían el 22% de los trabajadores canadienses con salarios mínimos en 2009, más del doble que la proporción de hombres en esa franja de edad.

3.     Otra razón de la brecha salarial es que las mujeres suelen trabajar más que los hombres a tiempo parcial. Alrededor del 70% de los trabajadores a tiempo parcial en 2013 eran mujeres, proporción que se ha mantenido estable durante tres décadas. Las mujeres que trabajan a tiempo parcial o temporal tienen muchas menos probabilidades de recibir ascensos y formación que las que trabajan a tiempo completo. Las mujeres trabajan a tiempo parcial por varias razones, entre ellas la falta de políticas de cuidado infantil asequible y de permisos familiares, junto con la presión social para que asuman la mayor parte de las responsabilidades domésticas. Estos factores hacen más probable que las mujeres tengan interrupciones en el empleo, lo que tiene un efecto negativo en los ingresos.

4.     Una gran parte de la brecha salarial sigue sin explicarse y se debe en parte a la discriminación. Se calcula que entre el 10 y el 15% de las diferencias salariales se atribuyen a la discriminación salarial basada en el género.

Parece un buen relato de las diferencias, pero plantea algunas preguntas. ¿Por qué se pagan menos los empleos de las mujeres? ¿No es como utilizar la brecha salarial de género para explicar la brecha salarial de género?

Ese mismo razonamiento circular está presente en el punto 2. Si existe una brecha salarial entre hombres y mujeres, se deduce que cualquier industria con una alta proporción de mujeres tendrá salarios relativamente bajos en comparación con una industria con una alta proporción de hombres. Es la pescadilla que se muerde la cola, que no puede explicar la causa de la brecha.

El punto 3 es la única explicación real, relacionada con el papel de las mujeres en la economía doméstica y la razón por la que tienen dificultades para salir de esa economía. El punto 4 se limita a decir que existe una diferencia inexplicable y que, por definición, debe tratarse de discriminación. Pero, ¿qué causa esta discriminación? Los empresarios desean reducir los salarios de todos los empleados. La pregunta es ¿por qué tienen más éxito en mantener bajos los salarios de las mujeres?

 

Figura 2: salarios reales en Canadá en Hombres y Mujeres. Fuente: Morisette et al.

 

Observando la Figura 2, se desprende claramente que la tendencia histórica ha sido la de la disminución de la brecha salarial. Durante un período de 20 años a mediados de la década de 1980 los salarios de los hombres se estancaron y el de las mujeres aumentaba. Tenemos que explicar primero por qué existe una brecha, y luego por qué ha cambiado con el tiempo.

Morissette examina el cambio en la brecha haciendo un análisis multifactorial teniendo en cuenta la afiliación sindical, el estado civil, la antigüedad en el empleo, la educación y la ocupación. Teniendo en cuenta todos los factores, podrían explicar alrededor del 38% de la disminución de la brecha salarial. Las tres variables explicativas más significativas fueron la afiliación sindical, el estatus educativo y la ocupación. Los cambios en la afiliación sindical de hombres y mujeres representaron el 11% de la reducción de la brecha salarial (véase el cuadro 3).

En Canadá, ahora las mujeres están más sindicalizadas y mejor educadas que los hombres, lo que invierte la situación anterior. Por lo general, las mujeres mantienen su empleo algo más de tiempo que los hombres, lo que supone un vuelco frente al pasado, y, mientras, tanto hombres como mujeres tienen más probabilidades de trabajar en servicios de salud o gubernamentales, ya que han sido sectores en crecimiento en la economía (tabla 2).

 

 

Hombre

   

Mujer

   
 

1998

2011

Variación

1998

2011

Variación

Trabajadores entre 17 y 64

           

Antigüedad media (meses)

102.2

99.9

-2.3

94.2

101.3

7.1

% titulados universitarios

19.4

24.6

5.2

20.4

29.9

9.5

% sindicalización

33

29.7

-3.3

31.3

33.1

1.8

% ocupados en sector salud

1.5

1.9

0.3

8.9

11.7

2.8

% ocupados en ciencias scoiales, educación, y empleo público

5.2

5.3

0.1

11.2

14.5

3.3

             

 

Morissette concluye:

Aunque las mujeres siguen ganando relativamente menos que los hombres por término medio, la diferencia salarial horaria entre hombres y mujeres ha disminuido considerablemente en las últimas tres décadas. En relación a los hombres, las mujeres aumentaron sus características de mejora de la productividad a un ritmo más rápido que los hombres.”

 

Table 3: Explicación de la variación en la brecha salarial según Morissette

 

Variación

% de la brecha salarial que explica

   

Edad

0.002

-2.8

   

Educación

-0.006

10.5

   

Provincia

0.003

-4.6

   

Afiliación sindical

-0.006

11.4

   

Estado civil

-0.001

1.3

   

Antiguedad

-0.004

7.3

   

Ocupación

-0.01

18

   

Industria

0.002

-2.8

   

Total explicado

-0.021

38.4

   

Parte sin explicar

-0.035

61.6

   
 
 

Esta conclusión se basa en la idea de que los salarios vienen determinados por la productividad. Es decir, comparte la idea del manual neoclásico según la cual los salarios se fijan por el rendimiento marginal del trabajo y el contrato de trabajo es entre iguales, sin explotación. Pero, aunque aceptáramos esa idea, lo que obviamente no hacen los economistas marxistas, sólo seríamos capaces de explicar el 38% del cambio. Un 62% sigue sin explicación.

El análisis estadístico de la Tabla 3 se centra en las cosas en las que sólo hay diferencias menores entre hombres y mujeres y deja de lado la única cosa que les diferencia: la mayor participación de las mujeres en la economía doméstica.

Si se comparan las Figuras 2 y 3, se puede ver que son bastante similares. A medida que la proporción de mujeres en la fuerza laboral aumenta, su tasa salarial frente a los salarios de los hombres también aumenta. De hecho, la correlación entre las dos series es del 90,9%. Esto significa que sólo el 9,1% del cambio en la brecha salarial se explica por otros factores: por ejemplo, la afiliación sindical.

Esto sugiere que, en Canadá, si hombres y mujeres terminan trabajando el mismo número de horas, la brecha salarial desaparecerá o será incluso revertida con creces, teniendo en cuenta la mayor sindicalización de las mujeres y su mejor educación.

3. Explotación y brecha salarial

Pero, ¿cuáles son los obstáculos para la mayor participación de las mujeres en el trabajo asalariado?

El punto clave es el conjunto de actividades que todavía se siguen realizando dentro de la economía doméstica, de las que se encargan las mujeres mucho más que los hombres (Cuadro 1). La economía doméstica sigue organizando una parte del trabajo necesario para la reproducción social, y alguien tiene que hacerlo. Básicamente, hay tres formas de reducir la carga de trabajo de las mujeres en el hogar: (1) los hombres realizan una mayor proporción de las tareas domésticas; (2) la productividad del trabajo en estas tareas aumenta; (3) las tareas salen de la economía doméstica.

3.1 División del trabajo doméstico

Tabla 4: Comparación de las horas diarias de trabajo doméstico en 1998 y 2008

Año

Hombres

Mujeres

Ratio h/m

       

1998

2.4

4.1

0.58

2008

2.7

4.2

0.64

 

Hubo una edición anterior de Time use of Canadians, en 1998. Comparándola con la edición de 2008 podemos ver que, a lo largo de una década, hubo un cambio en las tareas domésticas realizadas por hombres y mujeres. Como se muestra en el Cuadro 4, la proporción de tareas domésticas realizadas por los hombres se incrementó moderadamente en esos 10 años, pero esto no redujo las tareas domésticas de la mujer, ya que tanto los hombres como las mujeres trabajaron más tiempo. Si las mujeres realizaban más tareas domésticas en 2008 que en 1998, ¿cómo pudo aumentar su participación en el trabajo remunerado? ¡Porque también trabajaron más horas remuneradas!

Por lo tanto, los hombres que realizan más tareas domésticas sólo liberan a las mujeres si la cantidad total de tareas domésticas se mantiene constante.

 

Tabla 5: Tasas relativas de explotación de hombres y mujeres en Canada en 2011. s/v indica la tasa de plusvalía.

Datos extraídos de “Statistics Canada, Income and Expenditure Tables, Statistics Canada, Labour Force Survey” y la figura 2.

 

(1)

(2)

(3)

(4)

(5)

(6)

(7)

     

(2)/(1)

       
 

Salarios

Plusvalor

s/v

Salario masculino

Salario femenino

Salario medio

Valor creado

 

$ 766B

$ 497B

0.65

$ 25.03

$ 21.85

$ 23.48

$ 38.72

     

s/v

0.55

0.77

0.65

 

 

 

Referencias

[Delphy(1980)]

Christine Delphy. The main enemy. Gender Issues, 1 (1): 23-40, 1980.

[Delphy and Leonard(1984)]

Christine Delphy and Diana Leonard. Close to home: A materialist analysis of women’s oppression. Hutchinson, 1984.

[Engels and Hunt(2010)]

Friedrich Engels and Tristram Hunt. The origin of the family, private property and the state. Penguin UK, 2010.

[Kuczynski(1946)]

Jürgen Kuczynski. Labour conditions in Great Britain, 1750 to the present. International Publishers, 1946.

[Lenin(1965)]

Vladimir Ilyich Lenin. The tax in kind. Collected Works, 32: 329-365, 1965.

[Marx(1887)]

K. Marx. Capital, Vol. 1. The process of production of capital. Trans. S. Moore and E. Aveling, Ed. F. Engels. Moscow: Progress Publishers. URL (accessed December 2007): Marx/Engels Internet Archive http://www. marxists. org/archive/marx/works/1867-c1, 1887.

[Meillassoux(1981)]

Claude Meillassoux. Maidens, meal and money: Capitalism and the domestic community. Cambridge University Press, 1981.

[Michael J. Kendzia(2012)]

Klaus F. Zimmermann Michael J. Kendzia. Celebrating 150 Years of Analyzing Fertility Trends in Germany. Forschungsinstitut zur Zukunft der Arbeit, 2012.

[Morgan(1907)]

Lewis Henry Morgan. Ancient society; or, researches in the lines of human progress from savagery, through barbarism to civilization. H. Holt, 1907.

[Morissette et al.(2013)Morissette, Picot, and Lu]

René Morissette, Garnett Picot, and Yuqian Lu. The Evolution of Canadian Wages over the Last Three Decades. Statistics Canada, 2013.

[Rey(1973)]

Pierre Philippe Rey. Les alliances de classes: Sur l’articulation des modes de production: Suivi de Matérialisme historique et luttes de classes. F. Maspero, 1973.

[Ryan and Jethá(2012)]

Christopher Ryan and Cacilda Jethá. Sex at dawn: How we mate, why we stray, and what it means for modern relationships. Harper Collins, 2012.

[Sahlins and Economics(1972)]

Marshall Sahlins and Stone Age Economics. London, 1972.